Historia:Zufre

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Historia de Zufre

El origen de los primeros poblamientos de Zufre no lo encontramos en la actual población, sino en su extenso término municipal.

De la Edad de Bronce datan varios yacimientos, de los que el más destacado es el conocido como El Trastejón, del II milenio a.C. ligado a un asentamiento minero y en el que se han encontrado numerosos cuchillos y puntas de metal.

En el siglo I d. C., la vía romana Esauri Pax Iulia, que enlazaba Hispalis con Emérita, cruzaba las tierras de Zufre, transcurriendo próxima a la Rivera del Uerba. Con ella llegó la civilización romana, que desarrolló el comercio y las actividades mineras y agropecuarias. Quedan de esta época escoriales junto a tres pocillos romanos en la Sierra Vicaría, un ara funeraria, una estatuilla de piedra y dos capiteles tardorromanos que se conservan en su iglesia como pilas de agua bendita. Los principales yacimientos están en la finca Monte Acosta, posible villa rústica tardorromana, los parajes del Herrumbroso, valle Fernando y la necrópolis de la Zarzuela.

De época romana hay referencias documentadas de varios asentamientos ligados a las explotaciones mineras como los de la Sierra vicaria. También los hay agrícolas y muy relacionados con la vía romana que enlazaba Sevilla con Mérida, en las proximidades de la Ribera de Huelva.

En época islámica se forma el núcleo en su emplazamiento actual y se convierte en una de las principales poblaciones de la Sierra. Su localización geográfica lo muestra como una fortaleza de origen defensivo dominante sobre la vía de acceso a Sevilla.

Por su importancia como vía de acceso hacia Sevilla desde la Sierra y Portugal, fue cimentando el núcleo sobre una elevada loma, que, a su vez, se fortificó con una gruesa muralla dotada de torreones. Este «Nido de águilas», desde el que se domina el valle de la Rivera de Uerba, constituía en esta época en uno de los principales núcleos defensivos y de poblamiento de la Sierra.

En el siglo XIII se convirtió en un bastión musulmán que intentó frenar el avance cristiano , aunque en 1246 las tropas del lugarteniente de Fernando III, Pelay Correa, tras la Batalla de Tentudía consigue arrebatarle estas tierras al mundo islámico, conquistándose la baja Extremadura y estas tierras. Agradecido por la victoria sobre el «infiel», Pelay Correa fundó la ermita de Nuestra Señora del Puerto, actual patrona de los zufreños.

Igualmente, se inicia la repoblación castellano-leonesa. En 1257-1259 «se tiene por cierto que Alfonso X, además de conceder a «Xufre» el privilegio de villazgo, le otorgó la facultad de usar armas reales, (…) Su hijo Sancho IV confirmarían también tales privilegios». Además, se constituye la Vicaría de Zufre, a la que pertenecen los lugares de Santa Olalla, El Real de la Jara, Cala, Almadén de la Plata y Castillo de las Guardas.

Inmediatamente serán cedidas a la ciudad de Sevilla, reiniciándose así el repoblamiento castellano-leonés, aunque también se amplió a gallegos y leoneses. De sus raíces se conservan gallegismos como «La Almuiña», huerta o granja de árboles frutales, cerradas sobre sí; «Moncejón», procedente de la «moncexón», para designar el sitio donde se espiga después de la siega. De origen leonés tenemos «las Cortecillas», derivado de «corte», centro de explotación agrícola que reunía en su seno varias casas.

Bajo el mandato de Sancho IV, a finales de siglo se le concede escritura de privilegio a la villa. Lo interesante es destacar el lugar importante que ocupara al serle concedido el privilegio de ser capital municipal y vicaria extensa, así como una nueva misión para su fortaleza ya que se incluirá dentro del sistema defensivo ante el posible avance luso.

Preocupado por la consolidación del dominio de Castilla sobre la soberanía onubense, aquel rey ordenó en 1293 al Consejo de Sevilla la edificación de una serie de fortalezas. Pero entre estas no figura el castillo de Zufre, pues, siguiendo a Morales Martínez (1976), éste debió de ser de época anterior. Las primeras referencias documentales del mismo corresponden a los años 1386-1387 en que se invirtieron 2.517 maravedíes en ladrillos y pago de las obras necesarias para el reforzamiento del baluarte. Esta fortaleza, hoy desaparecida, constituyó, asociada al castillo de Santa Olalla, un importante sistema defensivo que encaraba la penetración lusa hacia Sevilla, a través de Extremadura.

Durante la Baja Edad Media, Zufre se consolida como villa y se «encastilla» ante el bandidaje y las frecuentes incursiones de pillaje de los portugueses. La población dispersa de los campos se reúne junto a las murallas del núcleo principal y su inexpugnable fortaleza, buscando la seguridad para sus vidas y haciendas.

En el siglo XV son constantes los pleitos entre Zufre y Aracena por la jurisdicción sobre Higuera de la Sierra, localidad que se hallaba dividida en dos barrios, perteneciendo el de abajo a Zufre con las casas del Rincón. En 1553 Higuera obtuvo la exención de villazgo, quedando los vecinos de esta nueva villa comuneros en todos los pastos y aprovechamientos con los vecinos de Zufre.

Según el censo de Méndez de Silva en 1541, Zufre poseía una población de 146 «vecinos» pecheros, 46 viudas, 18 menores y 16 pobres, que se verá incrementada hasta los 360 «vecinos» en 1591. Pero la siguiente centuria será crítica debido a las malas cosechas, epidemias y hambrunas, a las que se suman las guerras con Portugal entre 1640-1668. La población desciende a los 200 «vecinos» en 1646 y hasta los 192 en 1693. Digna de su mención por estas fechas fue labor del Hospital de San Miguel, que se encargaba de socorrer a los muchos pobres y transeúntes.

Durante el siglo XVI la población aumentará considerablemente y tendrá la época dorada con la construcción de sus pricipales monumetos bajo la maestría de Hernán Ruiz II, autor de la Giralda de Sevilla.

Ya en el siglo XVIII empezará su decaimiento con el terremoto de Lisboa que destruyó gran parte de las casas, y las desamortizaciones. La villa se vio muy afectada por el terremoto de Lisboa de 1755, que causó grave daños en los edificios. En este sentido, en 1756 Tomás Zambrano, maestro mayor de obras del Arzobispado, «reconoció que se necesitaba derribar en campanario de pronto por estar muy quebrantado y el segundo cuerpo fuera de su lugar por lo que esta amenazando ruina».

A través del Catastro de Ensenada de 1752, podemos ver cuáles eran los usos de la superficie; posee 23.593 fanegas, 12.135 de las mismas ocupadas con sembraduras mediante el sistema de rozas; las huertas se extienden por 38 fanegas; los baldíos representan 5.900; y las dehesas 5.520. La ganadería era la actividad económica más relevante, destacando la cabaña caprina con 3.254 cabezas, el porcino con 549 y el vacuno con 287. Además, por Zufre discurría el «cordel de Uerbas» como camino de trashumancia que unía las tierras extremeñas con las serranías de Sevilla y Huelva. Dicho cordel pasaba por su calle larga donde aún se conserva uno de los pilares-abrevaderos que atestiguan dicha presencia.

La importancia que tenía la actividad ganadera se reflejó en la Feria de Septiembre, hoy mera manifestación festiva. Entonces era importante mercado de ganado que tenía lugar junto a los corralones de piedras colindantes con el abrevadero del Ejido Chico. En aquellas operaciones comerciales participaban tratantes locales que, en años normales, llegaban a negociar una suma de 30.000 reales.

Los aprovechamientos comunales eran la base de la economía. Por ello, el Cabildo vigila con celo su preservación cuando Zufre e Higuera de la Sierra, lugares de realengo pertenecientes al Concejo de Sevilla, pleitearon con Aracena en 1752 acerca de la pretensión de ésta de aprovechar sus pastos comunitarias. «Faltos de medios para pleitear, acuden a Sevilla y a su Concejo suplicándoles rendidamente que se sirva de mirar por éstos sus pobre vecinos con su acostumbrada piedad».

En el siglo XIX, se dan varias situaciones adversas para la vida municipal, como son la guerra de la Independencia, en los años 1808-1813, y las desamortizaciones.

Muchos edificios se abandonan y deterioran, salvo algunas ermitas que se mantienen como sedes de importantes romerías. La desamortización civil de Madoz, 1851, causó la pérdida de un amplio patrimonio municipal al ser vendidas las Dehesas Comunales y los Montes Propios, con cuyos ingresos se mantenían al cabildo.

Sin embargo, factores como el descenso de la mortalidad, la explotación de nuevas tierras, y el aumento de las producciones, posibilitaron un crecimiento demográfico ininterrumpido. De los 544 habitantes de 1787 se pasa a los 714 de 1875. Coincidiendo con la expansión de la actividad minera en la comarca, Zufre llegó a los 2.448 habitantes en 1900.

A principios del siglo XX hay una aparente bonanza con el desarrollo del ferrocarril minero desde Cala hasta San Juan de Aznalfarache y la construcción de la carretera a Sevilla.

Estas circunstancias hicieron que la población creciera hasta las 200 habitantes diseminados por su extenso termino municipal, llegando incluso a los 3000 en los años 40. Pero esa situación era un espejismo, la profunda crisis que de la vida rural en las décadas posteriores hizo que la población decreciera rápidamete ante las migraciones a la ciudad.

Referencia

Fuentes

A.G.A.S., (1756): «Reconocimiento de los daños causados a la iglesia de Zufre por el terremoto de Lisboa». Leg. 410.1

ANTEQUERA, J.J.(1994): «En torno a la Heráldica Municipal de la Sierra de Huelva», en IX Jornadas del Patrimonio de la Sierra de Huelva, pp. 197-220. Santa Olalla.

GONZALEZ FLORES, S.,(1994): La fiesta de los toros en Zufre durante los siglos XVII-XIX. Estudio inevito 10 pp.

MORALES MARTÍNEZ, A. J.,(1976): Arquitectura medieval en la Sierra de Huelva, Diputación Provincial de Sevilla.

NUÑEZ MARQUEZ, J. M.(1996): «Higuera de la Sierra», en los Pueblos de Huelva, Mediterráneo, Madrid, pp. 629-644.

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. Revista Cultural Mimbrera de Zufre.

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