El Traslado (Almonte)

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Historia

Salva de escopetas

Siglos atrás, los traslados de la Virgen hacia el pueblo de Almonte se realizaba por razones de sequía, epidemias, escasez de agua, guerras, etc., esperando una solución a éstos problemas, pues los almonteños, siempre han sentido mucha devoción hacia La Blanca Paloma y han depositado todas sus esperanzas en ella.

Con el paso del tiempo, éstos traslados se han convertido en una tradición, que se viene realizando desde el 1949 cada siete años.

Éste acontecimiento, tiene lugar en agosto, con la celebración del Rocío Chico, el día 19 de éste mes, la Virgen es trasladada hacia el pueblo de Almonte a hombros de los almonteños; al cual llega en la mañana del día 20. Para ésta ocasión, la Virgen es vestida de Pastora.

Antes de iniciar el camino, cuando el sol se está poniendo, las camaristas de la Virgen, la protegen del polvo y de la noche con el pañito (para cubrirle el rostro) y el capote. Durante todo el camino es acompañada por miles de fieles, que van a caballo, en mulos con los aparejos para llevar el costo, remolques y mayoritariamente a pie. Prácticamente la única iluminación que hay es la de la luna, las estrellas y las hogueras.

Al amanecer, la Virgen llega a Almonte, entrando por Los Llanos hasta llegar al Chaparral, donde le quitan el pañito y el capote, A continuación hace un recorrido por las calles del pueblo hasta llegar a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, donde permanecerá durante nueve meses. Las calles por las que pasa, son adornadas con arcos de flores de papel, los cuales han sido elaborado durante los meses anteriores, por los vecinos del pueblo.

Lluvia de flores.

Algo peculiar a la llegada es la salva de escopetas, cuando las camaristas le quitan el pañito, cientos de escopetas suenan al unísono, para darle la bienvenida al pueblo.

Durante su permanencia en Almonte, cada día, al caer la tarde, se le reza la salve, donde acuden gran multitud de vecinos, desde los más pequeños hasta los más mayores. En todo éste tiempo, la iglesia es un entrar y salir de vecinos para ver a la patrona.

A lo largo de los nueve meses, las hermandades filiales realizan sus peregrinaciones al pueblo de Almonte, por encontrarse aquí la pastora.

Los almonteños durante toda la estancia de la Virgen realizan guardias en la iglesia, lo cual es algo muy especial; la noche pasa muy deprisa para estos guardianes entre salves , cantos y silencio mirándola a ella.

La Virgen del Rocío la suelen cambiar de vestuario varias veces a lo largo de su estancia en Almonte, cuando llega, la traen vestida de pastora, al igual que cuando la trasladan a la aldea de nuevo, a los pocos meses la visten de reina y permanece así hasta que le ponen las mejores galas de reina para salir en procesión por las calles de Almonte una semana antes de trasladarla al Rocío, hay que decir que las personas que se encargan de vestirlas son las camaristas y esta tradición pasa de generación en generación.

En este tiempo que la Virgen se encuentra en su pueblo, sus hijos la sorprenden con infinidades de actos de gratitud y sentimientos como cánticos, ofrendas florales, recitales poéticos, etc; estos poetas son gente del pueblo que escriben lo que sienten y como lo sienten, un ejemplo es este poema.

La Pastora y sus perfumes

La ida.

Entre pinos te traemos,

entre pinos te tenemos,

si algunos no lo comprenden

nosotros te comprendemos.


Y es que la Blanca Paloma

cuando viene de pastora,

necesita los olores

de aquel corral de su flora.


Los olores de los pinos,

de la jara y el romero,

la lentisca y el tomillo,

sus perfumes siempre dieron.


La margarita y el lirio,

clavellina y amapola,

las que quieren para el sombrero,

cuando viene de Pastora.


y para adornar su altar

no le falten madroñeras

los días de Navidad,

que la Madre lo entretiene,

madroños al Niño le da.


Para quién no conozca el Traslado de la Virgen del Rocío, decir que es un acontecimiento único e inolvidable pues aquél que lo vive por primera vez hace todo lo posible por volver.

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