Yacimiento arqueológico del Castañuelo (Aracena)

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El yacimiento arqueológico del Castañuelo posee un importante número de enterramientos en cistas de la Edad del Bronce, así como un posible hábitat del mismo período, y un conjunto de estructuras habitacionales excavadas de un poblado prerromano.

La relevancia de las estructuras halladas, junto a la cultura material documentada, convierten a este yacimiento en una fuente de datos de referencia para llegar a conocer y comprender la Prehistoria y Protohistoria de la Sierra de Aracena y, por extensión, del Suroeste peninsular.

En este yacimiento arqueológico se encuentran datos claves para aclarar aspectos desconocidos de la Edad del Bronce en Andalucía y sobre los componentes célticos de las poblaciones asentadas en la zona, desde los comienzos de la II Edad del Hierro.

Descripción

El yacimiento arqueológico del Castañuelo se compone de dos asentamientos superpuestos de cronología y culturas diferentes. Por una parte se encuentra una necrópolis de cistas y un posible hábitat, asociado a este espacio funerario y documentado gracias fundamentalmente al material disperso, ambos datados en la segunda mitad del II milenio a.n.e. También se ha localizado un poblado de la II Edad del Hierro, que ha servido de argumentación arqueológica para la denominada Baeturia Céltica citada por los autores grecolatinos. Como complemento a estos espacios, se encuentra la zona conocida como el Santuario donde la secuencia arqueológica es mucho más amplia.

Los primeros trabajos arqueológicos realizados en El Castañuelo se centraron en los enterramientos en cistas, definiéndose esta necrópolis como una de las más representativas del suroeste peninsular. Ésta se encuentra dividida en dos sectores, el primero ubicado al este del cerro donde se localiza el poblado, y el segundo justo en el lado opuesto, al oeste.

Esta necrópolis se caracteriza por su abundante número de tumbas, la mayoría con unas dimensiones medias para este tipo de enterramientos, mientras que hay una en particular que destaca por su extensión. Por otro lado, la homogeneidad es la norma general en estas cistas, que presentan planta rectangular o trapezoidal, y se realizan excavando una fosa en el suelo que posteriormente se recubre mediante lajas de pizarra.

Entre los materiales que se han documentado en la necrópolis como ajuar funerario destaca la presencia de tres tutuli de oro, una contera triangular de plata, hachas planas de cobre y distintos tipos de vasos cerámicos, entre otros elementos.

Según las excavaciones la zona de hábitat relacionada con este espacio funerario se localizaría en el mismo lugar que el asentamiento de la II Edad del Hierro. Directamente relacionado con los dos espacios de hábitat citados y con la necrópolis se localiza un área, tradicionalmente conocida como el Santuario, con una amplia secuencia estratigráfica que arranca en el Calcolítico, pasando por la Edad del Bronce, época prerromana y romana. Otro punto de unión entre estas áreas estaría en la explotación de los recursos mineros y su tratamiento metalúrgico.

Las estructuras de la II Edad del Hierro se corresponden con habitaciones de plantas cuadradas o rectangulares comunicadas entre sí. Éstas se delimitan por muros de mampostería de hiladas irregulares, sobre las que se construirían alzados de adobe y techos de ramaje, sostenidos por estructuras de madera. Adosados a estos muros todavía se conservan bancos corridos, habituales en este tipo de asentamientos. En cuanto a las características del suelo, presenta una base de pequeños guijarros que se cubre con una capa de arcilla apisonada. Sobre estos pavimentos se detectaron diversos hogares que se asentaban sobre una plancha de arcilla o sobre una plataforma de mampostería, delimitándose su perímetro mediante piedras de reducido tamaño. La cronología de estas estructuras se remonta al siglo V y IV a.n.e.

Las intervenciones arqueológicas han permitido el registro de abundante material mueble procedente de la zona de hábitat de las dos grandes fases, como vasos cerámicos hechos a mano o a torno. Entre estos hay que destacar las formas propias de la Meseta y las cerámicas importadas del litoral gaditano-onubense. También se hallaron durante las excavaciones pesas de telar, fusayolas, molinos de mano del tipo barquiforme y una pieza zoomorfa de barro cocido con forma de pájaro, de posible carácter votivo. Entre las piezas metálicas resalta una figura de bronce que representa un ciervo recostado sobre una placa rectangular con dos enmangues, decorándose la parte inferior mediante triángulos. También se documentaron escorias de fundición y una torta de plomo.

Del estudio realizado en este yacimiento se puede deducir que estuvo habitado por poblaciones procedentes de la Meseta, distintas a las poblaciones turdetanas de la zona costera de Huelva. En líneas generales se ha detectado una ocupación del territorio a partir de la segunda mitad del siglo V a.n.e. en la comarca serrana de Huelva, así como en el Alentejo portugués y en el sur de Badajoz. Por lo tanto el Castañuelo es uno de los grandes representantes de este poblamiento que proporciona numerosos datos sobre su forma de vida y cultura material.

Otras denominaciones

  • Poblado y Necrópolis del Castañuelo. El Santuario.

Referencia

Este artículo incorpora material del Decreto 237/2008, de 6 de mayo, por el que se inscribe en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz el Bien de Interés Cultural, con la tipología de Zona Arqueológica, denominado yacimiento arqueológico del Castañuelo, en Aracena (Huelva), publicado en BOJA nº28 de mayo de 2008

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