Paco Isidro
PACO ISIDRO
D.Diego Díaz Hierro en su artículo "Cantaores onubenses" escribió que, tras su muerte, nos había dejado la reliquia de su cante; José Calero lo proclamaba como poseedor de una voz maravillosa y dominadora de varios estilos; el gran flamencólogo López Jara, nos decía que, con su muerte, el fandango de Huelva perdía a su mejor intérprete; Onofre López que fue el cantaor más emblemático de Huelva; Gómez Hiraldo que poseía un estilo depurado con un timbre de voz y unos quiebros flamencos insuperables; Juan de la Plata que fue el mejor cantaor por Huelva de todos los tiempos; Montero Escalera que tuvo una voz que ningún cantaor pudo igualar; y, el historiador Antonio J. Martínez Navarro, en su obra titulada: "Historia Menuda de Huelva", lo calificaba como "el gran Paco Isidro, que fue Huelva, porque la llevaba en su corazón".
PACO ISIDRO, cuyo verdadero nombre era Francisco Barrera García, nació el 6 de marzo de 1896, en Huelva. Comenzó a cantar a una edad muy temprana (con doce o trece años) siendo totalmente innata su afición al cante; pues, no existían precedentes familiares.
Compartió el Cante con sus tres negocios que fueron: en primer lugar, un Coche de Caballos (negocio que heredó de su padre), de ahí, sus innumerables letras alusivas a los mismos; como aquella que decía: "Yo tenía un caballo bayo/ que me costó un dineral/ Yo tenía un caballo bayo/ y ahora lo ando vendiendo/ por lo que me quieran dar/ y esa es la pena que tengo"... a modo de despedida del mundo del caballo. A continuación, sería un Taxi, con el que, dado sus continuos viajes por toda la provincia, sobre todo el Alosno, llegó a conocer la rica variedad de sus fandangos. Y, por último, un Kiosco-Bar, en un lugar tan popular y choquero, como era El Punto; o, como muchos lo llamaban: "Los Jardines de Paco Isidro". Precisamente, en éste (durante los años cuarenta y mediados de los cincuenta) promocionó el Cante Flamenco; pues, todos los sábados instalaba una especie de escenario en el que actuaron, practicamente,todos los artistas de Huelva; así como, varios conciertos de la Banda Municipal tras conseguir el oportu no permiso del Exmo. Ayuntamiento de la capital onubense. Durante la Semana Santa, se convertía en cita obligada de los onubenses para oirle cantar saetas al paso de las Cofradías de la Virgen de la Victoria, del populoso barrio del Polvorín; y de la Virgen de la Esperanza, del de San Francisco. Por todo ello, dicho lugar fue el elegido para perpetuar los Cantes de Huelva con un monumento, a propuesta del recordado Pepe Sollo, y que, pronto, contó con el consenso unánime del mundo del flamenco.
Al no depender exclusivamente del Cante, le permitió una estabilidad en su vida privada y artística, de la que no disfrutaron la mayoría de los cantaores de su época. El 12 de octubre de 1920 contrajo matrimonio con Dª. María Benítez Álvarez, en la Parroquia de San Pedro. Fue padre de seis hijos: Josefa, María, Aurelia, Paco, Carmen y Pepe; a los que profesaba un profundo amor y respeto. En cuanto a su perfil humano, era persona de excepcional humanidad, de gran simpatía y don de palabra. Sabía estar en su sitio y dárselo a todo el mundo. Su seriedad y honestidad le valieron la consideración y respeto de todas las personas que lo conocieron; pudiendo decirse que fue una verdadera institución en Huelva, de la que se hallaba muy orgulloso pregonándola, allá donde fuere, como "Paco Isidro de Huelva".
PACO ISIDRO fue un gran creador y un gran intérprete; pues, no hay que confundir: Crear con Interpretar. Y, en él, confluían las dos vertientes. Poseía una voz riquísima: sus quiebros; sus gallos flamencos; y su suavidad le daban una gran majestad a sus cantes. Creó un estilo de Fandango único e inigualable. Entre sus características más destacadas se pueden citar: una enorme valentía en los tonos altos; una cadencia y modulación exquisita en los tonos medios; y un gran dominio de los tonos bajos. Así como, el ligar dos tercios: bien en la mitad del fandango; o, al final. Rematándolos siempre con suma facilidad. Dominaba casi todos los palos; tan bien, como los fandangos. Pero, él sacrificó estos Cantes a favor del Fandango de Huelva, al que dedicó todo su esfuerzo, dándole un esplendor y categoría como jamás tuvo.
Al principio de los años veinte, grabó en la Casa Odeón y Regal, alrededor de la veintena de discos de pizarra. Ya con su estilo totalmente definido, grabó unos cuarenta Fandangos por Huelva, todos distintos; pues tenía muchas variantes dentro de su propio estilo, con letras como: "Al cielo que es mi morada"; "En tu cara se posó una linda mariposa"; "Ojos de garza morena"; "Y ese es el fino querer"; "Y el tiempo le dá el color"; "Su cría yo le robé"; "Olas de la mar en calma"; "A un águila palomera"; "Y juntaremos dos firmas"; "El querer como el sentir"; "Tu querer ni un solo día"; "Lo quiere cantar cualquiera"; y, un largo etc. También dejó grabados catorce Fandangos Naturales de su creación, con letras como: "Que me costó un dineral"; "Y tú vivirás divertío"; "No hago más que llorar"; "Mi mal ya no tiene remedio"; etc. Asimismo, Fandangos del Cerro y del Alosno; como también, Fandangos de Pérez de Gúzman, pero dándole a éste último, en el primer tercio, una salida en un tono al que jamás ha llegado nadie. Tarantas, Granaínas, Malagueñas, Saetas. Fue un gran saetero. Cuenta en una entrevista que le hizo D.Diego Díaz Hierro, poeta e historiador, gran amigo suyo, que "en aquellos desgraciados tiempos para España, fue contratado a Sevilla para cantarle a Jesús del Gran Poder. Corrían rumores de que se pretendía atentar contra la imagen de Jesús y, entonces, desde un balcón le cantó esta saeta: "Si alguien te alza la mano/ o te ofende Gran Poder,/ yo te juro Dios Soberano/ que ése no ha podido nacer/ bajo cielo sevillano"... "Aquello -recuerda- fue indescriptible".
Pero fue un hombre que no se quedó anclado en el pasado; sino que, durante los siguientes cuarenta años, fue evolucionando constantemente hasta llegar a sus últimas grabaciones en la Casa Hispavox (1959), dejando para la Historia del Flamenco: Fandangos de una belleza muy difícil de igualar; así como Sevillanas Rocieras suyas, muy flamencas; y unas Seguiriyas Bíblicas. Respecto a estas últimas hay que decir que, si bien en Alosno se cantan en tono folclórico, PACO ISIDRO las paró, haciéndolas más lentas y flamencas... pudiéndose decir "al estilo de Paco Isidro".
En los años veinte, cantó en Madrid en el Price y en varios Teatros, sobre todo, en el Teatro Pavón, haciendo La Copla Andaluza, de Quintero y Guillén, siendo la figura femenina Olvido Rodríguez. Traspasó las fronteras de Francia y Portugal. Y, por cierto, en los carteles lo anunciaban como "El Profesor Don Paco Isidro y Olé". Estuvo también en Fiesta privada en Estoril, en villa Giralda, residencia de Don Juan de Borbón, quien quedó tan impresionado por su Cante que le envió un Retrato suyo dedicado de su puño y letra; y, en el que decía: "a Francisco Isidro. Firmado Juan de Borbón, 1956". Tenía un contrato para protagonizar la película "El Embrujo de Sevilla", pero una indisposición le privó de poderla hacer. Su primera actuación como Profesional, fue en Sevilla en el célebre Café Madrid, que tenía una Sala de Fiesta llamada "el Tronío", en la misma calle Sierpes. Estuvo en varias ocasiones representando al Pabellón de Huelva en la Feria de Muestra de Madrid. Actuó en los Festivales de Primavera que se celebraban en el Parque de María Luisa; en el Teatro Lope de Vega; en la Sala de Fiesta del Guajiro; y, practicamente, en todos los Teatros de Andalucía. Sin mencionar las distintas Fiestas y Reuniones de carácter privado en las que participó a lo largo y ancho de toda la geografía andaluza. A la Feria de Sevilla iba contratado todos los años. En cuanto a la Romería del Rocío se puede afirmar que no faltó a la cita marismeña por la gran devoción que siempre profesó hacia la Blanca Paloma; de ahí, sus innumerables letras dedicadas a la Virgen y al Rocío. Esto en cuanto a presencia física; ya que la artística trascendió los límites de España llegando a media Europa y varios paises hispanoamericanos, al coincidir sus últimas grabaciones, en discos de cuarenta y cinco revoluciones, con el apogeo de la emigración de los trabajadores españoles. Por estas consideraciones, se puede afirmar que PACO ISIDRO fue Huelva; la llevaba en el corazón; erigiéndose en el gran paladín de los Cantes de esta provincia.
Poseía un repertorio muy extenso de letras; todas preciosas y nada trágicas; pues, como él solía decir: "Le llamaban para alegrar y no entristecer". Muchísimas de estas letras las hacía él mismo, debido a la facilidad que tenía para ello. Otras, amigos escritores y poetas que, conociendo su interés por las mismas, se las mandaban constantemente. Posteriormente, él las retocaba para adaptarlas al Cante.
PACO ISIDRO le dio prestancia y categoría al Cante, sacándolo de los reservaos y tabernas, en las que se cantaba marcando el compás con los nudillos, alcanzando las más altas cotas de calidad. En lo referente a guitarristas grabó con los grandes de aquella época: Niño Ricardo; Manolo de Badajoz; y, más tarde, Pepe Martínez.
Lo que sí está demostrado es que creó un estilo de Fandango de Huelva único e irrepetible; tal es así, que muy pocos aficionados se atreven a cantarlo; lo que conlleva una parte positiva y otra negativa. Positiva, porque demuestra su calidad y que es distinto a los demás; y, negativa, porque los aficionados eligen otros estilos que les son más asequibles, por lo que se escucha cantar menos por él.
PACO ISIDRO fue abrazado eternamente por la tierra que tanto quería el 1 de julio de 1960. El día 6 de marzo de 1996 se cumplía el Centenario de su Nacimiento. Conmemorando dicha efeméride, el Pueblo de Huelva le ofreció un Gran Homenaje, con Misa Flamenca en la Iglesia Catedral de la Merced de Huelva. Ofrenda de flores en el Cementerio de la Soledad. Y, por la noche, un Gran Festival de Fandangos dedicado a su memoria en el Gran Teatro de la capital onubense, contando con la presencia de las Autoridades Locales y Representantes de todas las Peñas Flamencas de Huelva y provincia. A lo largo de dicho año, fueron muchísimas las Peñas que le rindieron sus homenajes particulares.
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