Museo de Huelva

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El Museo de Huelva ocupa un lugar privilegiado dentro de la trama urbana; se encuentra en el baricentro de los dos sectores principales de la ciudad, el casco antiguo y el barrio de la Isla Chica.

El Museo responde en líneas generales a una composición funcionalista, matizada ligeramente por algunos elementos decorativos.

El inmueble se desarrolla en tres plantas y sótano. En las dos primeras se exponen al público las colecciones de arqueología y Bellas Artes, mientras que la tercera planta está destinada al personal administrativo del museo. El estilo racionalista del edificio, caracterizado por la simplicidad arquitectónica, hace que el inmueble carezca interior y exteriormente de elementos decorativos significativos. Los elementos sustentantes del inmueble son los propios pilares de sección cuadrada y los muros de cerramiento; tanto unos como otros no tienen ninguna intención artística. Las cubiertas interiores y exteriores son planas, sin ninguna intencionalidad decorativa.

La constitución volumétrica del edificio es netamente la de un paralelepípedo. Fue concebido como un inmueble exento, por lo tanto, alejado de las medianeras que conforman la parcela donde se ubica. Presenta cuatro fachadas, constituyendo la principal el elemento dominante exterior. Las otras tres se limitan a dar solución puramente constructiva a los huecos proyectados. El edificio se encuentra sobre un podium que le permite salvar los ligeros desniveles del terreno.

Este podium va decreciendo a medida que nos acercamos a la fachada trasera del edificio, construida al mismo nivel del suelo. El Museo se encuentra rodeado por un pequeño jardín vallado en todo su perímetro. La fachada principal, abierta a la avenida Alameda Sundheim, se levanta sobre unas escalinatas de mármol de siete escalones flanqueadas por maceteros del mismo material que conducen al pórtico. El pórtico se sustenta por seis pilares rectangulares, decorados en su parte exterior con la misma rejería que decora las ventanas. La cubierta del pórtico es también plana, revestida con planchas de madera.

Datos históricos

El gran auge económico experimentado por Huelva en el último tercio del siglo XIX, junto con la creación en 1893 de la Escuela de Artes y Oficios, despertó en la sociedad onubense un gran interés por las Artes. El alumnado de dicha escuela y los artistas onubenses ya consagrados, deseosos de mostrar sus obras, y la riqueza onubense en materia arqueológica hacen que se vaya gestando la idea de crear un museo. La primera noticia referente a esto la encontramos en el Diario la Provincia el 16 de junio de 1905. Es en este mismo año cuando se crea la Academia Oficial de Pintura subvencionada por el Ayuntamiento y la Diputación Provincial, los cuales también se encargan de pedir una colección de reproducciones escultóricas de época griega y romana y una numerosa colección de cuadros. Con estos elementos se pretendía crear un pequeño museo, pero la falta de un lugar apropiado y la tan esperada colección que nunca llegó truncaron la idea.

Tendremos que esperar hasta 1910 para encontrar nuevamente una referencia a la creación del museo. En [[]]1902 se terminó de construir la Plaza de Abasto del Paseo de Santa Fe, pero su mal funcionamiento provocó que en 1910 el Ayuntamiento cediera el local para instalar en él la Escuela de Artes.

La amplitud del edifico hizo que se proyectara albergar también en él la Escuela de Capataces de Minas, la Biblioteca Popular y un pequeño museo. Pero desgraciadamente el proyecto no prosperó y el museo desapareció de los planos del arquitecto municipal Luis Mosteiro. Los grandes esfuerzos de la Juventud Artística darían su fruto en 1920, gracias a la labor de Fernández Alvarado. En este año el pintor malagueño toma la dirección de la Academia de Pintura, siendo su objetivo principal unificar en un mismo edificio dicha academia y un museo de Bellas Artes.

Para cumplir tal objetivo se dirigió a D. Eduardo Díaz Llanos, el cual se encargó de la construcción del edificio. En definitiva, el Museo de Huelva se creó gracias a la labor de unos cuantos particulares y sobre todo gracias al interés popular. Los numerosos reproches al Ayuntamiento y a la Diputación, publicados a lo largo de 1920, provocaron la constitución finalmente de la Junta Patronal y la consiguiente declaración del museo como de utilidad pública.

Por fin, el día 25 de mayo de 1921 se inauguraba el Museo de Bellas Artes de Huelva, un pequeño edificio, de una sola planta y de estilo historicista, sito en la Calle Castelar, nº 44. Las obras que formaban el grueso de la colección procedían de donaciones de artistas onubenses y de ciudadanos que donaron obras atribuidas a maestros universales. A los ocho años de la inauguración el edificio fue sacado a subasta y adquirido por un particular. Las colecciones, al igual que la Academia de Pintura, tuvieron que trasladarse a la Casa de los Garrocho en la calle La Fuente, lugar poco idóneo para las obras y pequeño para los alumnos.

El 3 de febrero de 1935 muere José Fernández Alvarado, el gran impulsor del arte onubense; con su marcha desaparece el museo, los alumnos abandonaron las clases y numerosos cuadros fueron retirados por sus antiguos propietarios.

Habrá que esperar hasta principios de los setenta, fecha en que los hallazgos arqueológicos del Cabezo de la Joya propiciaron el permiso del Estado para construir por fin el actual Museo Provincial de Huelva.

El proyecto del Museo fue aprobado por el Consejo de Ministros el día 22 de octubre de 1971. Su ejecución se efectuó en el transcurso del año 1972, inaugurándose el 12 de octubre de 1973. El proyecto fue realizado por el arquitecto Lorenzo Martín Nieto.

Localización

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