Molares
Se accede a la aldea a través de la A-470 y dista de Almonaster cinco kilómetros. Su nombre procede de la muela que se utilizaba en los molinos para moler, piedras de gran tamaño que aún pueden verse en la aldea y en sus alrededores.
Toda la zona registra numerosos hallazgos arqueológicos de distintas épocas, remontándose los más antiguos –restos de cerámica hecha a mano- a una etapa prehistórica poco definida. Algunas tégulas demuestran la presencia romana por estas tierras. De la existencia de la aldea ya se tienen noticias escritas en 1.579.
Este núcleo surge a los lados de lo que fue un camino de herradura que comunicaba Almonaster con Los Romeros y El Repilado. Su magnífica situación geográfica, al resguardo de los vientos del Norte, le hacen ser uno de los lugares más privilegiado de la zona desde el punto de vista climático. Ante las puertas de algunas casas, como es tradicional en algunos pueblos y aldeas de la Sierra, existen los típico “llanos”, mosaicos a base de piedras .
El paisaje que rodea a la pequeña aldea es forestal, predominando el encinar. Al oeste, descendiendo hacia el arroyo, hay un área de prados y cultivos.
Los recursos económicos de su población se centran en la industria de la madera y el corcho, así como en la agricultura –en la que destaca el cultivo de cerezos- y ganadería para autoabastecimiento.
Una Iglesia de esbelta espadaña, construida en los años cuarenta por los propios vecinos, es el edificio más sobresaliente.
En Agosto de 2.004 recuperó brillantemente sus Fiestas que no se celebraban desde 1.962.
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