Melon fuego

De Huelvapedia
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El curioso caso del "Melón de fuego" de Arroyomolinos de León

Se trata de la localidad de Arroyomolinos de León, provincia de Huelva. Los raros sucesos tuvieron lugar del 8 al 9 de diciembre de 1932, el cielo estaba encapotado y caía una lluvia persistente. En la medianoche se divisó de repente una espectacular luminosidad, originada por una masa en forma de “melón de fuego” que caía del cielo precipitándose sobre la vertical de la población originando una ensordecedora explosión. Cuando el supuesto aerolito ensordeció los cielos, los vecinos creyeron que se trataba de una bomba por los extremistas por motivos políticos, y cundió una fuerte alarma. Inmediatamente después del enorme traquido la luz eléctrica se extinguió en todo el lugar durante unos dos segundos. Ningún otro daño colateral ha sido comunicado, ni el hallazgo en el terreno de cráteres, socavones o posibles fragmentos del bólido luminoso.

Arroyomolinos de León, provincia de Huelva , límite con Badajoz. Un tranquilo y agradable paraje agrícola y ganadero rodeado de hermosas dehesas donde se cría el cerdo ibérico. El bello y alargado pueblo se halla enclavado en un atractivo paisaje de montes y valles salpicado de encinares, a 700 metros de altura.

Los raros sucesos tuvieron lugar del 8 al 9 de diciembre de 1932, al filo de la medianoche ( entre las once y media y doce ). Corrían por entonces los conflictivos tiempos de la II República. La agitación social en la villa era muy acusada. El cielo estaba encapotado y caía una lluvia persistente, aunque sin el menor asomo de truenos ni tormenta.

Se divisó de repente una espectacular luminosidad, originada por una masa en forma de “melón de fuego” que caía del cielo precipitándose sobre la vertical de la población, pero en apariencia sin llegar a estrellarse contra el suelo. Cuando el cuerpo había alcanzado una cierta altura se deshizo o dividió en fragmentos, originando una ensordecedora explosión

Los lugareños creyeron que se trataba de una bomba de gran potencia colocada por los extremistas por motivos políticos , y cundió una fuerte alarma. Los que ya dormían se despertaron sobresaltados , y el pueblo en masa se lanzó a la calle presa de gran nerviosismo preguntando qué había pasado.

Inmediatamente después del enorme traquido la luz eléctrica se extinguió en todo el lugar durante unos dos segundos, luciendo a continuación con normalidad. Antonio Darnaude Campos , empresario del alternador movido por gas pobre que suministraba la energía eléctrica , asegura que no encontró explicación alguna a la interrupción del fluído , ya que ni el motor , la dinamo ni la red de cables sufrieron el menor deterioro. De los tres únicos captadores de ondas que existían por aquel entonces en Arroyomolinos , dos resultaron deteriorados por el percance sonoro y dejaron de funcionar. Al radioreceptor de Antonio Darnaude se le quemó el condensador fijo en la entrada de la antena. El doctor Diego Vélez Escassi tenía su radio apagada, y no obstante al dia siguiente no emitía sonido alguno. La tercera unidad pertenecía a Cornelio Fernández, que la mantenía encendida y no se notaron perturbaciones en el momento crítico.

En la estructura de la Iglesia Parroquial se entreabrió una grieta en el enfoscado de uno de sus muros interiores.

En la Fonda de Parente se derrumbó un tabique que dividía dos habitaciones de huéspedes

En la pequeña factoría eléctrica, existía bajo techo y en el interior de la nave de motores un foso seco . El fondo de este agujero era de roca viva de notable consistencia. A la mañana siguiente se comprobó con asombro que el piso de la poza aparecía removido y cubierto de piedras sueltas, pedazos arrancados del duro subsuelo por una fuerza desconocida de tremenda potencia. Algunos de estos peñascos tenían un peso de más de diez kilos.

Tanto en la central de energía como en la posada y en el templo parroquial , lugares donde se constataron destrozos físicos en su recinto interior, la techumbre y los muros no sufrieron el menor desperfecto.

En la misma jornada del desplome del “balón de rugby” sobre Arroyomolinos de León, 8 de diciembre de 1932 , hacia las seis y media de la tarde ( cinco horas antes del espectáculo celeste arroyenco ), la solemne procesión anual de la Inmaculada Concepción transcurría sin novedad por las adornadas calles de Galaroza, localidad de la misma provincia de Huelva en la serranía de Aracena

De repente los numerosos fieles que caminaban despaciosamente en las dos filas del cortejo religioso contemplaron atónitos en el cielo “una pelota grande del color del fuego que giraba y parecía que iba dando vueltas”. El fenómeno lumínico se desplazaba lentamente , a tal punto que a algunos devotos les dio tiempo de ahumar cristales para observarlo mejor, lo que indica por otra parte que el objeto esférico despedía un fulgor muy intenso.

Siendo el melón celeste tan cercano en el tiempo y en el espacio a la esfera rodante de la Pura, ello hace sospechar que existió una vinculación no natural entre ambas sorprendentes efemérides de las que se habrán perdido muchas pistas por haber tenido lugar sesenta años atrás.


Bibliografía http://ignaciodarnaude.galeon.com

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