El Santo de Aroche
El niño Mártir y Santo,
el niño del tridente y la palma
tiene en Aroche su templo
y su casa en vuestras almas.
Él nos hizo peregrinos
y transformó nuestras plegarias
en un liviano camino
atrapado en la garganta.
Creó el silencio desde la palabra
y nos trajo nuevos presentes;
a través de su mirada
nunca nos faltó la esperanza.
Quien pudiera como Él,
estar en la Ermita
y escuchar los rezos y sentimientos;
y divisar bajo sus arcos
el discurrir eterno de los tiempos.
Quisiera decirte…
muchas cosas que no te dije,
porque justo al lado de nosotros
sentimos el fervor,
en la brisa que trae el aire.
Sentimos en el corazón
la madurez inquieta de la tarde.
Desde aquí puedo observar,
ocioso y desprevenido
la mirada bondadosa
en tu corazón de niño.
Desde aquí puedo decirte,
en el umbral de la esperanza
y ofrecerte la Oración
que Aroche convierte en Plegaria
y la entrega a San Mamés;
con la pasión del que vela
y reza por nuestras almas.
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