Carnaval de Villanueva de los Castillejos
Los carnavales en Villanueva de los Castillejos se remontan incluso a fechas anteriores al Directorio Militar del General don Miguel Primo de Rivera. Son de tono humorístico entremezclando las coplillas y picaresca de forma crítica pero sin carácter ofensivo.
Durante los años veinte los carnavales tuvieron sobre todo un gran auge político, ya que las coplillas se transformaron en el canal de difusión perfecto para mensajes políticos y crítica social, aunque los carnavales de nuestro municipio no se libraron de la dura censura durante algunos años, la gente se disfrazaba a escondidas porque podían ir a parar incluso al calabozo del cuartel, aunque cuentan los mayores que incluso en los mismos calabozos seguían cantando las coplillas gastando bromas a los guardias que les custodiaban. Durante la época del la Guerra Civil y muchos años posteriores el carnaval sufrió un parón debido a su prohibición, aunque algunos valientes durante esos años sacaban mascarillas y se paseaban por las calles no sin el temor de ser multados. Se vestían con lo primero que encontraban en los baúles recorriendo las calles de incógnito para no ser reconocidos.
Ya durante los años setenta comenzaron a resurgir los carnavales aunque fue en los ochenta cuando obtuvieron más notoriedad, durante esa época ya empezaron los carnavaleros ha hacerse disfraces de los protagonistas de programas y famosos de la tele. También volvieron a salir chirigotas, murgas y comparsas que cantaban coplillas sobre asuntos del pueblo y personas de él con mucha picaresca. Algunas murgas que se pueden nombrar son “Los Proletarios” y “Los Cazadores Furtivos”.
Durante los ochenta también comenzó a celebrarse el desfile infantil el viernes de carnaval, donde los niños del colegio se vestían y recorrían las calles junto a sus compañeros, tirando serpentina y saltando al ritmo de los tambores hasta llegar a la caseta municipal donde cantaban las coplillas ensayadas en clase. Ya durante la noche del viernes las murgas, chirigotas y comparsas participaban en el concurso de agrupaciones organizado por el Ayuntamiento junto con las peñas carnavaleras del municipio. Durante la tarde del sábado las comparsas, murgas y chirigotas que habían ganado la noche anterior los premios salían presidiendo el Gran Desfile. Ya durante el domingo tenia lugar el tradicional entierro del conejo donde las personas del pueblo acompañaba el conejo hasta la plaza vestidos de negro y llorando, simulando incluso patitus tirándose al suelo pataleando y lamentándose por la muerte del conejo. Una vez en la plaza el conejo era incinerado.
En la actualidad se esta perdiendo las comparsas y chirigotas del municipio y tampoco se celebra el entierro del conejo aunque durante los últimos años el desfile esta tomando un gran auge gracias sobre todo a la juventud del pueblo.
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