Manuel María de Soto y Vázquez

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7maravillas de Huelva2.png Candidato a "maravilla de Huelva"
Categoría:personajes

El contenido de este atículo correponde a una publicación de Casiano Cerrillo Dominguez, paymoguero, amante de la literatura, escritor, investigador de todo aquello que le fascina y apasiona.... y que amablemente ha cedido al Centro Guadalinfo de Paymogo para que se utilice como candidatura a la edición 2013 de las 7 Maravillas de Huelva.

Manuel María de Soto y Vázquez: Un progresista enigmático.

Manuel Maria de Soto.jpg



Por Casiano Cerrillo Domínguez


“...de aquella pluma vibrante, de aquel cerebro que esmaltó con las flores del arte las más grandes palpitaciones de la vida.”(Antonio Harriero-26/11/1917).

Es muy poco lo que se conoce sobre Manuel María de Soto Vázquez, y lo que se conoce no hace justicia a la talla humanitaria que caracterizó su vida y su única obra “Aromas de la Sierra”: Un libro publicado en el año 1923, que vio la luz por cinco pesetas y se editó a título póstumo por sus amigos del Casino Republicano onubense en la imprenta “El defensor”. La obra se compone de una recopilación de artículos publicados en la prensa de la época, otros inéditos, junto con algunos poemas y seis capítulos de una novela sin terminar: “La Carcajada del Sepulturero”. El prólogo de la edición, lo redactó su íntimo amigo; uno de los personajes más relevantes del republicanismo español y que llegó a ser presidente de las Cortes, del Gobierno y de la II República; el sevillano Diego Martínez Barrios.


Algunas reseñas biográficas


Manuel María de Soto y Vázquez nació en Paymogo el 27 de octubre de 1878 y murió a la temprana edad de 39 años en Huelva, el 20 de octubre 1917, probablemente de una enfermedad bacteriana relacionada con la difteria o la leptospirosis. Fue tratado de una grave albuminuria que él mismo describió en su artículo “Bajo dieta láctea”.


Hijo del médico José María de Soto y Roso, natural de Calaña y destinado en Paymogo. Su padre se ocupó de la administración de esta villa con un rigor que llevaría al pueblo a la ejemplaridad administrativa en años posteriores. La disciplina y la coherencia, dos cualidades cultivadas por el letrado, tuvieron durante su infancia semejante punto de referencia en el espejo paterno: “Yo recuerdo que mi padre, de superior inteligencia, de rígida moral, de excepcionales dotes, nos dijo siempre: La verdad ante todo; la verdad en todo caso, hasta morir por ella si es preciso...


Manuel M. de Soto y Vázquez cursó los estudios de bachillerato en el Instituto La Rábida, con calificaciones de sobresaliente en las asignaturas de humanidades y de notable en el resto. (En el siguiente link podemos acceder a su expediente personal, desde donde se puede descargar el archivo correspondiente ([1] ))

Posteriormente se licenció en Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Sevilla. Es en la capital hispalense donde conoció a Martínez Barrios, con quien se inicia simultáneamente en lafrancmasonería y el republicanismo. Ambos formaron parte de la Logia Fe del Gran Oriente Español, y juntos comenzaron su andadura política al mismo tiempo en el Partido Republicano Radical, liderado por Alejandro Lerroux, “el emperador del paralelo”, sobre 1908.

Ejemplo y talla humanitaria de un hombre censurado por dos dictaduras

“Yo soy un humilde cantor y poeta; /yo soy un oscuro juglar provinciano, /que siente la vida como una saeta, /que siente que todo dolor es su hermano...” (Soto-Vázquez).


Tras sus licenciaturas consigue un puesto de profesor en El Colegio Contemporáneo de Huelva y contrae matrimonio con María Josefa Navarro Garrido, con quien tuvo dos hijos:
“...mi compadre Arístides -que así amistosamente nos llamamos-...mi hija Vicenta...los ojos de mi hija, que al mirar parecen presentir, que acaso sueñan...”


Los sueldos de los maestros son escasos por aquellos tiempos, los alquileres para los docentes provincianos rondan las 125 pesetas, el 60 % del sueldo. Son tiempos de movilizaciones hasta 1917. La salubridad es muy escaza y las condiciones del alcantarillado provocan dos grandes epidemias de difteria, una en 1911 y otra a finales de 1917. Esas eran sus condiciones de vida en la capital. Aunque en el curso 1914-15 ve una mejora, accede a una plaza de profesor en el Instituto de La Rábida, donde había estudiado bachiller, pero ahora como profesor de la Sección de Letras, un puesto que ocuparía hasta el final de su corta vida. La abogacía, en todo caso, sólo le sirvió para defender a obreros represaliados por el conservadurismo y resolver favores a muchos pobres del pueblo donde nació: “¡A ninguno le cobró nunca nada!” (Amparo de Soto, su sobrina): ...”en los pueblos del Andévalo y en el proletariado, los dos grandes y puros amigos del insigne paymoguero”... (Harriero)


En su ideario político destacó siempre la defensa a la enseñanza laica y gratuita, luchó contra todo intento de privatización de la cultura con toda su energía intelectual y utilizando todos los recurso que le fueron posibles. Todos salvo la violencia. El cinco de julio de 1910, entre 4000 y 7000 personas (según el periódico “La Provincia”) recorren las calles Pinzón, Sagasta, Concepción y se dirigen al Gobierno Civil al compás del himno de Riego y la Marsellesa culminando en un mitin: Gervasio Pumar, Francisco Manzano, Diego García,
Fernando Alhamar y Manuel María de Soto exultaron durante sus intervenciones por una enseñanza laica, dedicación a la agricultura del presupuesto para el clero y nueva amortización de la tierra entre otras cosas.

Más vale tarde que nunca

Paseando por la calle Real de Paymogo se puede leer en el número 17 una placa:

                                                       Fachada casa Manuel Maria de Soto 1.JPG


“En esta casa nació Manuel Ma de Soto y Vázquez. Su pluma fue buril de la raza, su palabra fue la voz de las multitudes. Amó la belleza, el bien y la verdad. ¡Murió pobre! Paymogo perpetúa su memoria.”


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En 2011 el Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial de Huelva, consideró oportuno la reedición de su libro, habida cuenta de los poquísimos ejemplares que pudieron salvarse tras las dos dictaduras que acontecieron tras su muerte. Cabe destacar en la elaboración de su reedición, tanto el interés como el perseverante empeño puesto en ello por D. Manuel Peña Díaz, profesor de historia por la Universidad de Córdoba y también paymoguero.



Muy pocos saben que desde 1925 hasta 1931 una Logia irregular de la Orden del Gran Arquitecto del Universo llevó su nombre para honrar y perpetuar su memoria: Logia Soto-Vázquez, muchos de cuyos miembros fueron fusilados. El único problema de sus censores –también de los pasivos- es que quienes hacen historia a favor de los pueblos, consiguen sobrevivir al olvido del tiempo.

Logia SotoVazquez.JPG


Bibliografía

Repositorio Institucional de la Universisdad de Huelva

Aromas de la Sierra. Edición reeditada por la Diputación Provincial de Huelva

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