Las Casas en Puebla de Guzmán
La vivienda típica de Puebla de Guzmán se adaptó de modo inexcusable a la actividad agrícola-ganadero de sus moradores. Entre el blanco cal y la teja árabe, el puebleño estructura su hogar abriendo la puerta a sus animales de trabajo diario y habilitando un 'doblao', la buhardilla, para almacenamiento de frutos agrícolas, embutidos y quesos.
La planta típica de una vivienda de Puebla de Guzmán arranca en una gran puerta doble de entrada, con postigo, se prolonga por un largo pasillo a cuyos laterales, sin ventanas, se disponen las estancias de descanso, y culmina en un patio trasero, con cuadra, y en ocasiones, con un pequeño huerto para el suministro diario de verduras. El doblao, sin paredes internas y suelo de madera, se extiende por toda la planta con alturas variable en función del tejado a dos aguas.
Este prototipo de vivienda puebleña sólo se ve alterado por las dimensiones de la misma, salvo excepciones, como la Casa Grande (calle Cabezo), cuya remodelación a principios del siglo XX por Bartolomé Gómez González, quien fue registrador de la propiedad en Cuba, dio un aire colonial a la casa incorporando grandes arcos y un jardín central sobre el que giran el resto de dependencias.
Entre esta obra civil, destacan también la Casa de las Maquineras (calle Eustaquio Carbajo), la de Manolo Evaristo, la de La Isabelita, la casa de la Hermandad de los Labradores y la Casa-Palacio de los Guzmanes.
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