Frontil
Como una reminiscencia más de los aspectos profanos que rodean a la romería del Rocío se encuentra el frontil. En su acepción genuina, el frontil no es más que un armadijo de cuero o lona, rellenos de paja o telas acolchadas, que sirve para proteger la frente del buey cuando éste queda uncido con cuerdas a la coyunda. El sentido mágico o ceremonial lo adquiere cuando el frontil se convierte, además, en adorno llamativo que, junto a la faja y las campanillas, recuerdan viejas tradiciones orientalizantes, en las que algunos han querido ver la influencia de culto a los toros sagrados Apis y athor de la religión egipcia. El frontil ritual del Rocío es una prolongación del referido aramadijo protector, que queda sujeto a la frente del animal, entre las astas, teniendo forma trapezoidal, aproximadamente. Los más antiguos eran devistosas telas bordadas y adornadas con espejuelos, si bien los más modernos, de una sola pieza, salen del punzón del orfebre.
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