Conjunto Histórico de Alájar

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El Conjunto Histórico de Alájar está compuesto por el núcleo principal del municipio y por la Peña de Arias Montano. Asimismo, también consta de un entorno de protección que afecta al espacio situado entre el caserío y la Peña de Arias Montano.


El municipio de Alájar

El término municipal de Alájar está situado en el norte de la provincia de Huelva, en la Sierra de Aracena, entre los municipios de Castaño de Robledo y Los Marines al norte, Linares de la Sierra al este, Aracena y Almonaster la Real al sur y Santa Ana la Real al oeste.

Cuenta con una extensión superficial de 41,34 km2 en la que se distribuyen 7 entidades de población: Alájar, El Cabezuelo, El Calabacino, El Collado, la Peña de Arias Montano, San Bartolomé y Los Madroños, siendo Alájar el núcleo cabecera y más importante.

El núcleo está emplazado a una altitud media de 570 m sobre el nivel del mar encajado entre sierras más altas; hacia el norte la Sierra de El Robledo (899 m) y hacia el sur las Sierra del Camposanto (658 m) y la Sierra el Chao (687 m), sierras donde la pendiente es un factor territorial relevante. El emplazamiento del núcleo y la orografía hacen que las vías normales de crecimiento hayan sido hacia el este y el oeste del mismo, en paralelo a las curvas de nivel, lo que provoca que la morfología del núcleo tenga un marcado acento longitudinal, carácter que queda reflejado en la estructura viaria y parcelaria.


Historia

Los restos arqueológicos cerámicos y óseos del Calcolítico y Bronce Final hallados en algunas de las cuevas de la Peña de Arias Montano constituyen una prueba palpable del asentamiento de población prehistórica en la zona. En época romana la Peña, situada en un cruce de caminos, norte-sur (Vía de la Plata) y este-oeste (Sevilla-Portugal), fue un lugar más de paso que de asentamiento permanente. Posteriormente, en época visigoda, una tradición sitúa en las cuevas de la Peña a algunas comunidades eremíticas, como la ligada a la figura de San Víctor de Arcis, en el siglo V.

Escasas son las noticias referidas al período musulmán. En este sentido se ha de mencionar el propio topónimo de la localidad, Alhajar, que significa "la piedra" o "peña". Tras la conquista cristiana de la zona a mediados del siglo XIII, Alájar queda vinculada en un principio a la Orden de Santiago, luego al Concejo de Niebla y finalmente al alfoz de Sevilla como aldea de Aracena.

En 1553 llega a la Peña el teólogo y humanista Benito Arias Montano. Una vez obtenido el patronato sobre la ermita la reedificó, construyendo casa y estudio con vides, huerta de frutales y paseo con parras y árboles de diverso género. En los alrededores de la ermita descubrió y acondicionó un antiguo manantial, "la Fuente de la Peña", levantó un cenador y ordenó todo el conjunto ampliando y adornando el camino de acceso con una frondosa alameda y los alrededores con huertas y viñas, siguiendo el ejemplo de las villas rústicas y de los jardines manieristas italianos. La Peña se constituirá como un centro de culto mariano de primer orden con la devoción a Nuestra Señora de los Ángeles, fundándose en 1528 una hermandad que celebraba la romería.


Núcleo urbano

Según los datos de finales del siglo XV en Alájar existían dos núcleos de población: Alfajar de arriba (ermita de Reina de los Ángeles) y Alfajar de abajo o Puebla del Valle (localidad). En 1480, cada uno de estos núcleos poseía unos cuarenta vecinos, dedicados a actividades agropecuarias, pero sólo sobrevivirá el segundo, despoblándose el primero a comienzos del siglo XVII.

La estructura viaria del núcleo de Alájar viene determinada por su emplazamiento longitudinal entre sierras a pies de la Peña de Arias Montano. Esto hace que se marquen unas vías principales que atraviesan la población con una orientación dominante este-oeste: calle Médico Emilio González, Calle Reina de los Ángeles, calle Talero..., y otras vías perpendiculares a éstas entre las que destaca la calle Pintor Milla, que prolonga en dirección sureste el caserío.

A partir de este esquema viario inicial hay que mencionar algunas peculiaridades como son: a) la existencia de un viario irregular y más constreñido en la parte más antigua de la población;

b) la existencia de calles secundarias que comunican con las principales y con déficit de comunicación hacia la periferia del núcleo; y

c) la disposición de los espacios públicos, plaza de España, plaza Pedro V. Camacho y plaza Barranquillo, localizados entre el núcleo originario del municipio y el arranque de las calles principales que nos trasladan al exterior del núcleo, como son las calles Reina de los Ángeles, Médico Emilio González y Pintor Antonio Milla.

El núcleo originario de Alájar se encuentra situado en el centro de la localidad en torno a la plaza Hermanos Álvarez Quintero. Este primer asentamiento engloba 13 manzanas de reducido tamaño compartimentadas en pequeñas parcelas divididas por medianeras con construcciones a dos calles en la mayoría de los casos. Los espacios libres privados en parcelas son casi inexistentes en esta parte del núcleo.

A partir de este primer núcleo urbano se desarrolla parte del caserío que lo circunda y dos núcleos secundarios, uno de ellos sería el compuesto por la Iglesia y su entorno más próximo y otro el que queda enmarcado por las calles Manuel Siurot, José María Reyes y Reina de los Ángeles.

A partir de aquí el núcleo va a crecer siguiendo los caminos preexistentes, hacia el este teniendo como eje la actual calle Reina de los Ángeles, hacia el sureste teniendo como eje la [[Calle Pintor Antonio Milla (Alájar)|calle Pintor Antonio Milla y al oeste por las calles Talero y Médico Emilio González.

Estos crecimientos presentan manzanas alargadas con parcelas contiguas que normalmente presentan un frente de fachada construido y un espacio libre trasero, si bien en el caso de Alájar hay que destacar, debido a su formación longitudinal, la amplitud de muchos de estos espacios libres vinculados tradicionalmente a usos domésticos que van a integrar caserío y paisaje, de tal forma que desde dentro del núcleo en todo momento se percibe esta realidad natural.

Dentro del núcleo la zona que mayor desarrollo urbano ha experimentado es la localizada en su cuadrante sur occidental, donde se aprecia el desarrollo de un tejido urbano más regular y organizado, como se puede observar en las calles Maestro Rodríguez, Talero, San Antonio o Andalucía.

El caserío se caracteriza por su uniformidad en altura, pues normalmente las viviendas tienen una planta más doblado. Los doblados se constituyen por un forjado de madera, con acceso interior desde la vivienda, que proporciona un espacio de almacenaje localizado en la primera planta que se corresponde en el exterior con un pequeño hueco que normalmente está alineado con la entrada principal. También hay ejemplos de solanas, que son galerías corridas situadas en la parte alta de la casa y abiertas al sur, de gran utilidad para todos los usos que necesitaran de un espacio luminoso, abierto pero cubierto.

Predomina el macizo sobre el hueco en las fachadas. Estos son huecos rectangulares, que a veces aparecen con un recercado en el acceso a la vivienda y en las ventanas de la planta baja. Las cubiertas son a dos aguas, de tejas cerámicas con aleros que vuelan directamente sobre el plano de fachada.

Los acabados de las fachadas característicos son enfoscados (de cal y arena, y en la actualidad de cemento y arena) encalados hasta el suelo que en algunos casos se han ido sustituyendo por distintos tipos de zócalos, a la tirolesa, placas cerámicas o simplemente pintados. De manera singular en algunas viviendas de dos plantas aparecen balcones con arcos de medio punto que ocupan parte del espesor del muro sobre el que inserta la carpintería rectangular para ganar espacio en el balcón. La carpintería es de madera y con colores oscuros. Hay que destacar la importancia de los pavimentos empedrados.

De la primitiva ermita, construida durante el siglo XV, sólo queda el presbiterio, parte de la nave, su bóveda de crucería y estructura de arcos transversales.

Durante el siglo XVI fue sede de la parroquia del lugar, pero a partir de 1608 la parroquia pasaría a la Iglesia de San Marcos, experimentando un notable proceso de abandono ratificado por la visita de Rodrigo Caro, anteriormente mencionada, aunque en 1702 fue reconstruida en gran parte por un alarife local con motivo de la segregación de Alájar de Aracena.

La actual espadaña, en forma de arco de triunfo, es una reconstrucción de finales del siglo XVIII, siendo de la misma época o de poco después las garitas laterales que la flanquean. En torno a 1908 la ermita experimenta una importante reforma, añadiéndosele el camarín, la portada y su actual cubierta, todo ello en estilo neobarroco.

Durante la segunda mitad del siglo XVI, y en el contexto de la presencia de Arias Montano en la Peña, se debió construir la portada almohadillada que actualmente se conserva próxima a la Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, de orden rústico y estilo manierista, inspirada en el Libro IV de Arquitectura de Sebastián Serlio. Su funcionalidad concreta es difícil de establecer debido a la destrucción de lo construido en el lugar, las sucesivas remodelaciones del mismo y la carencia de documentación sobre ella.

El entorno de protección del Conjunto Histórico de Alájar afecta al espacio situado entre el núcleo de población de Alájar y la Peña de Arias Montano. Ambos espacios establecen una clara relación visual debido a su distinto emplazamiento en altura. Para el núcleo de Alájar, la Peña de Arias Montano y el lugar donde se encuentra aparece como una escena natural de gran significado paisajístico donde la vegetación y la geología juegan un papel dominante.

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